viernes, 24 de abril de 2015

Una inmunoterapia frena el VIH en ensallos en humanos.

Apenas 29 voluntarios, 17 con VIH, aparte de los estudios previos en ratones y macacos ,se consiguió, por primera vez, una reducción sostenida (al menos 28 semanas) del número de virus circulante tras aplicar un tratamiento, un anticuerpo monoclonal, que refuerza la respuesta inmunitaria de la persona infectada.
Los anticuerpos monoclonales se estudian, sobre todo, para el tratamiento del cáncer. Básicamente son moléculas que se unen a las células, bacterias o virus que hay que eliminar y las hacen más visibles al sistema inmune. Es como si se pegaran unos adhesivos fosforescentes a un comando invasor para que las defensas lo neutralicen más fácilmente.
Este abordaje ya se había intentado anteriormente, pero los productos diseñados no conseguían una respuesta suficientemente fuerte o duradera. Y eso cuando no causaban efectos adversos. El equipo que dirige Michel Nussenzweig, de la Universidad Rockefeller, ha identificado un producto, el 3BNC117, que tiene una gran afinidad por la parte de la superficie del VIH que se une a los receptores CD4 de los linfocitos. Estas últimas moléculas son el puerto al que se ancla el virus antes de empezar su infección, por lo que actuar sobre esa ligazón es un abordaje muy específico.Los propios autores del trabajo reconocen que el estudio es muy pequeño, pero permite obtener algunas conclusiones.  Como por ejemplo , que el anticuerpo era generalmente bien tolerado a todas las dosis que se ensayaron, tanto en las personas con VIH como en las del grupo de control.

Descubren la forma de "mirar" dentro de un agujero negro.

Los agujeros negros son la última frontera, el punto de no retorno, entidades que que absorben materia (e información), y la evaporan al instante y sin dejar pista alguna de lo que alguna vez hubo en su interior.Sin embargo, una nueva investigación revela que esta perspectiva podría no ser del todo correcta. Un agujero negro, en efecto, puede tragar materia, pero según acaba de demostrar un equipo de físicos de la Universidad de Buffalo, no destruye la información que devora. El hallazgo, recién publicado en Physical Review Letters, abre una vía totalmente nueva para "ver" lo que sucede en el interior de estos enigmáticos objetos espaciales. El estudio afirma que las interacciones entre las partículas que emiten los agujeros negros pueden revelar información sobre lo que hay dentro de ellos. Por ejemplo las características del objeto a partir del que el agujero negro se formó, o las de la materia y la energía que hay más allá del horizonte de sucesos, el punto a partir del cual ni siquiera la luz puede regresar.Según Stojkovic, se trata de un descubrimiento importante porque incluso los físicos que pensaban que la información no se perdía dentro de los agujeros negros se enfrentaban a grandes dificultades a la hora de demostrar matemáticamente el proceso. Pero el nuevo estudio incluye cálculos muy precisos y explícitos que demuestran en qué modo la información puede conservarse.

Teoría do Big Crunch

La teoría del Big Crunch es exactamente lo opuesto a la teoría del Big Bang. La teoría del Big Crunch explica el fin del universo, aunque lógicamente, no se sabe a ciencia cierta qué pasará si el universo termina. Las teorías del Big Bang y el Big Crunch están íntimamente relacionadas, ya que la segunda surge como consecuencia de la primera. Según la teoría del Big Bang, el universo está en constante expansión gracias a la gran explosión y a la fuerza gravitacional de atracción entre las galaxias, pero lo cierto es que esto no puede continuar siempre, ya que luego de la explosión el universo comienza a enfriarse y hacerse menos denso. Cuando el universo deje de expandirse, colapsará, y eso es a lo que se llama Big Crunch. Como consecuencia a esto lo que sucederá es una especie de agujero negro muy denso y caliente que absorberá todo lo que encuentre a su paso, apretándolo en su interior. Lo cierto es que el Big Crunch sería como rebobinar un casette: todo lo que se ha construido se va deshaciendo poco a poco, hasta volver al punto inicial. De esa semilla podría surgir una nueva explosión, y por ende, un universo se volvería a construir.
Un equipo internacional de físicos ha propuesto un mecanismo de 'colapso cosmológico' que predice que el Universo "de forma inminente" dejará de expandirse para colapsar sobre sí mismo en un llamado 'big crunch', destruyendo la materia tal y como se nos manifiesta hoy en día.